Las enfermedades de la sangre son un grupo de padecimientos muy diversos que involucran a todos los elementos celulares y proteínas que circulan en el torrente sanguíneo y tienen relación con el funcionamiento y papel que desempeña cada una de las células que se forman en la médula ósea (fábrica de la sangre) y se distribuyen por nuestro cuerpo.
Cada célula producida en la médula ósea desempeña funciones específicas en el cuerpo. Las funciones que tienen estas células son muy distintas al igual que ellas, y según cada tipo de célula ellas pueden defendernos de las infecciones, defendernos de células extrañas o agentes tóxicos que perjudiquen el equilibrio celular; realizar función como transportadoras de oxígeno, realizar la coagulación de la sangre y mantener la sangre en estado líquido para llevar oxígeno y nutrientes a todos los lugares de nuestro cuerpo.
Entonces se puede entender como enfermedad de la sangre a toda aquella enfermedad que perjudique a las células producidas en la médula ósea y las funciones específicas que ellas realizan.
Las células que se producen en la médula ósea son: Neutrófilos y sus precursores, Linfocitos y Células plasmáticas y sus precursores, Monocitos y Macrófagos y sus precursores, Eosinófilos y sus precursores, Basófilos y sus precursores, Células dendríticas y sus precursores, Glóbulos rojos y sus precursores y Plaquetas y sus precursores. Estas células maduras son distribuidas por el torrente sanguíneo y tienen funciones tanto en el mismo torrente, como en sitios específicos como los ganglios linfáticos, el hígado, el bazo, los pulmones, el tracto gastrointestinal y la piel.
Las enfermedades de la sangre se pueden dividir de distintas formas para su estudio: diferenciarse entre benignas y malignas y dividirse entre las células o la función afectadas.
Entre las enfermedades de la sangre benignas más comunes son: 1. los trastornos de la coagulación como la Hemofilia y la Enfermedad de Von Willebrand (que causan sangrados) o las trombofilias (que causan formación de coágulos), 2. la anemia (baja producción de glóbulos rojos) o policitemia (alta producción de glóbulos rojos), 3. las leucopenias (baja cantidad de glóbulos blancos) o leucocitosis (alta cantidad de glóbulos blancos), 4. las trombocitopenias (baja cantidad de plaquetas) y trombocitosis (alta cantidad de plaquetas); todas ellas deben diagnosticarse adecuadamente y definir la causa de las mismas porque pueden ser producidas por distintos factores.
Entre las enfermedades malignas de la sangre, conocidas como cánceres hematológicos, se encuentran: Las neoplasias mieloproliferativas (como mielofibrosis primaria, policitemia vera, trombocitemia primaria), los linfomas, los mielomas múltiples, las leucemias agudas y crónicas y las neoplasias de células dendríticas o histiocitos. Existen también otros tipos de enfermedades neoplásicas que son más raras y que se presentan con menos frecuencia. En todo caso éstas enfermedades deben ser diagnósticadas y tratadas por el médico especialista en las mismas que es EL HEMATÓLOGO.
Cuando haya sospecha de una enfermedad en la sangre, ya que sabemos a que se refiere este término, se debe consultar con el HEMATÓLOGO quien es el médico especialista en las enfermedades de la sangre o enfermedades hematológicas.